Foto de la catedral de Santiago de Compostela
Aventuras

El Camino de Santiago: el origen

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Si estás pensando en hacer el camino de Santiago o simplemente te interesa indagar en su historia, no te pierdas las respuestas al cuándo, dónde, cómo y por qué del camino.

El origen del Camino

Cuenta la leyenda que allá por el año 830 un monje llamado Pelayo vió unas extrañas luces en plena noche en el bosque Libredón. En los alrededores había una iglesia (Iria Flavia, Padrón), cuyos fieles (casualmente) también observaron el mismo fenómeno y corrieron inmediatamente a avisar a Teodomiro, el obispo de Iria. Éste acudió enseguida al lugar, donde encontró los restos de una necrópolis de la época romana que guardaba la tumba del apóstol Santiago.

Al conocer la noticia, el rey asturiano Alfonso II (el Casto), partió enseguida en busca del sepulcro, siendo el primer peregrino de la historia que realizó el camino de Santiago desde Oviedo, lo que hoy se conoce como el Camino Primitivo.

Mapa del camino Primitivo
Origen del camino primitivo

El por qué de su popularidad

En realidad, el hallazgo del sepulcro del apóstol Santiago no fue una casualidad. Desde hacía décadas se contaba que Santiago había predicado antiguamente en Hispania, había sido martirizado en Jerusalén y se creía que sus discípulos habían enterrado su cuerpo en un lugar de Galicia llamado Acha Marmarica. Tal creencia se extendió por las comunidades cristianas del norte de la Península Ibérica, que llevaban muchos años resistiendo el dominio islámico. Y, de repente, ¡el oportuno descubrimiento de la tumba despejaba cualquier duda!

Los reyes asturianos entendieron enseguida el interés político del hallazgo durante una situación de Reconquista tan crítica y lo aprovecharon poniendo en marcha una gran estrategia de mercadotecnia. Alfonso II mandó edificar una iglesia encima de la necrópolis donde se halló el cuerpo del apóstol Santiago, que a partir de ese momento pasaría a ser no solo un lugar santo, sino también un gran beneficio para los obispos de la zona.

Lo que en un primer lugar se concibió como una modesta capilla, con el tiempo pasó a convertirse en toda una ciudad con una enorme catedral donde se expiaban los pecados.

La noticia del hallazgo del sepulcro corrió como la pólvora por toda Europa. Cristianos de diferentes países y condición (desde siervos a reyes), se ponían de camino a Santiago para implorar perdón. Tal fue el éxito, que la ciudad de Santiago de Compostela se volvió tan importante para los cristianos como otras ciudades santas del calibre de Roma o Jerusalén.

Los peligros del peregrinaje

Fieles de toda Europa se lanzaron enseguida a la aventura del camino sin ser muy conscientes de los peligros e inseguridades que la hazaña conllevaba.

Por aquel entonces ni los caminos eran buenos, ni el calzado el más apropiado para un recorrido tan largo. La señalización tampoco ayudaba. Los peregrinos se guiaban mayormente gracias a los campanarios de las iglesias hasta que los reyes decidieron incentivar a los pobladores con exenciones de tributos y ciertas libertades a cambio de ayudar a señalizar el camino.

Ilustración de un peregrino medieval
Ilustración de un peregrino medieval, Chema Román

Durante el camino los peregrinos sufrían todo tipo de abusos: vendedores de reliquias falsas, granujas que cobraban peajes por atravesar puentes o ríos en barca, falsos cambistas de monedas (en aquella época los caminantes tenían que cruzar diferentes reinos), ladrones que adormecían a los peregrinos con bebidas o se disfrazaban de peregrinos para ganarse su confianza y desbalijarlos, embusteros que fingían dolencias y lesiones para despertar caridad, etc.

Los piojos, las chinches y las inclemencias del tiempo tampoco facilitaban la tarea del caminante. A todo ello además se le unía la barrera del idioma.

Como ves, el camino de Santiago era toda una odisea en la época medieval. Por suerte, hoy en día no solo las condiciones para hacer el camino han evolucionado positivamente, sino que las motivaciones de los peregrinos son también muy variopintas. El camino se ha convertido en una aventura cuya popularidad ha cruzado océanos para unir culturas y gentes de cualquier rincón del planeta. Y a ti, ¿te gustaría formar parte de ella?

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