Max y Moritz: cuentos alemanes traviesos y crueles que enamoran a niños y adultos
Cuando leemos cuentos infantiles, esperamos aventurarnos en historias fantásticas con algún tipo de mensaje o moraleja, normalmente con un final feliz. No es el caso de las historias alemanas de los hermanos Max y Moritz.
Otros tantos escritores alemanes como los hermanos Grimm, nos han dejado un estupendo legado de cuentos que se siguen transmitiendo de generación en generación, como por ejemplo Rapunzel, Hansel y Gretel o La Cenicienta. Las historias de Max y Moritz quizás no sean tan populares en todo el mundo, pero en la cultura alemana siguen siendo imprescindibles y todo un motivo de orgullo.
Wilhelm Busch creó a estos traviesos hermanos en 1865. Sus historias a modo de viñetas con versos cortos, estaban pensadas en un principio para el público infantil, aunque gracias al humor negro y el tono satírico, terminaron atrayendo también al público adulto.
Max y Moritz son un terrible dúo que siempre está haciendo bromas crueles y faltando el respeto a los adultos: serrar un puente para que la gente se caiga al río, hacer trampas para animales, robar comida a una anciana, llenar una pipa con pólvora, dejar chinches en la cama de su tío, cortar sacos de cereales, etc. Visto así, no parece que sean historias para un público infantil.
A pesar de ser un cuento diferente y peculiar, los hermanos Max y Moritz siempre terminan siendo castigados de manera brutal y exagerada. 💡Moraleja: de toda mala acción, siempre hay una consecuencia o lección.💡
El lema que Wilhelm Busch quería transmitir es “o te adaptas a la sociedad o ésta acaba contigo”.
Las caricaturas de Busch son exageradas y están repletas de humor negro. Los temas que trataba eran muy diversos y siempre de crítica social: desde poner a parir a la burguesía hasta la iglesia católica. De hecho, una de sus obras contra la iglesia fue calificada de blasfemia y le costó la censura en Alemania y Austria. Se llamaba Der Heilige Antonius von Padua. Busch no creía en la imagen del santo de la iglesia católica como una persona libre de pecado. Así que se dedicó a presentar a San Antonio de Padua como una persona que no le hacía ascos a las aventuras eróticas.
La iglesia, cansada de tanta sátira, creó el dogma de la infalibilidad papal para dejar claro que las enseñanzas de fe no dan lugar a discusiones, se acatan y obedecen. Punto.
A pesar de las censuras en su tiempo, las obras de Busch consiguieron salir adelante y Max y Moritz siguen siendo un referente muy apreciado hoy en día en la cultura de los países de habla alemana.
Si estás aprendiendo alemán o tienes interés en el idioma o su cultura, no te pierdas esta obra de Busch. Sin duda alguna te sorprenderá.
4 Comentarios
Flossy
Me has traido a la memoria este cuento que, aunque menos conocido, es todo un clásico.
Miss Vivécdotas
Hola Flossy,
gracias por tu comentario. Me alegro que te hay traído buenos recuerdos 🙂
Ric
Muchas gracias compañera, la moraleja de esta historia nos recuerda algo importante en nuestras vidas.
Cada acción tiene una reacción
Por otra parte, en una sociedad en decadencia y donde solo importa la apariencia, lo superficial supera al sentido común, no quiero ser derrotista pero estamos al borde de la extinción
¡Nos leemos!
Miss Vivécdotas
Ojalá no tengas razón.
¡Un saludo!